miércoles, 16 de mayo de 2012

Apuntes de un día después


A Blanca, mi gata,
por su reciente partida.

Dos días después de que la casa se fue cayendo pedazo a pedazo, y que tu ausencia se había prolongado entre los escombros y en los resquicios cuarteados, me senté ya sin una lágrima que derramar por ti.
La mañana del trece de mayo fue de una tibieza tal que era difícil creerlo. Te lo digo porque quizá tú también pudiste mirar el cielo a esa hora, porque se agolpaban bancos de nubes, que bien podían perderse también en tu mirada celestial. Ignoro la razón –Greimas tal vez tuvo la culpa- el porqué tomé un libro de literatura hispanoamericana, leer en el apartado casi al final –acompañado de Márquez, Carpentier, Vargas Llosa- un retazo de Las buenas conciencias. Está de más mencionar que el fragmento dejaba acompañarse por una ilustración de un joven caído que imploraba.
         Eran las tres de la tarde cuando yo andaba ya en carretera, kilómetros antes de arribar a la capital, cuando en un movimiento inesperado del celular, me enteré de que Fuentes acababa de fallecer algunos minutos atrás; -¿acaso cuando el transporte público cruzó la hidroeléctrica, cuando se perdió en la boca del túnel, cuando sólo vi al infinito enrevesado de árboles secos y de cactus?-; la respuesta fue de asombro, la interjección que salió después de la noticia sobresaltó a los otros pasajeros que no entendían.
         Ayer por la noche, antes de que lloviera, fui guiándome como ciego buscando en los tomos de mi librero algún libro de Fuentes. Ni La muerte de Artemio Cruz, ni Los días enmascarados, Aura o La región más transparente del aire aparecieron. Antes de dormirme y soñar que regresabas Blanca, de tan lejos que estás, me lamenté un poquito por la pérdida de Fuentes.
         La luz de la estrella que se ha apagado en su origen, a décadas de distancia, guarda cierta resonancia en el cosmos literario. Su brillo nos llega todavía a pesar de las fuerzas abismales; seguirá llegando, no lo dudo. Esta mañana me duele con toda su ciudad, con todo su viento y su grisura. Me duele por la muerte antaña de Fuentes, la que sucedió hace años, en una fecha que se ignora. Ayer murió al que quise menos, la tenue prolongación de una luz cuyas raíces deslumbran; el Fuentes que soportaba el cielo literario, como una Ceiba fundacional, se desgajó hace tiempo. Hoy sólo nos quedan sus ramas, el recuerdo del hachazo, y el dolor profundo de su grieta.
  

domingo, 8 de enero de 2012

Cielo entintado, charcos de luz



_______________________________________________________A Fabiola Flores,
__________________________________________________quien me instigó hacerlo.

Sólo tienes que ir y pararte, al borde del acantilado. De fondo el lago ilimitado, negro y profundo, donde se dibujan las estelas. Crece un árbol al borde de la tierra y del abismo, astillado de luz, cuyas raíces- como los árboles mayas- están conectadas con las estrellas, una a una, de donde sorben la eternidad. Sus canales, donde recorren savias lumínicas, sostienen el cielo y el suelo. Y cuando un viento estelar, de lluvia apagada, sacude las frondas, las ramas cantan.
______Puedes tocar la corteza que brilla. Abrazarte al árbol. Ver el omnímodo cosmos donde caen las primeras frutas de los astros, y la armonía sideral rueda como una sinfónica donde cada elemento prevalece, aparece, desaparece. La maravillosa mano invisible que ejecuta y acomoda.
______Y después caen, en un leve murmullo, veintiuna estrellas de diferente fulgor. Y sus estelas que dibujan –unas largas otras cortas- trazan una geografía donde confluyen ciencia y fantasía. Y los rayos de fuego, donde confabulan el racismo, el consumismo que enfría a individuos, la muerte que se inventa con el progreso diario, estallan en esquirlas lumínicas que logran alcanzar parte de la corteza sin hollarlo. Hay un extraño resplandor, de esperanza y fe, que circunda el espacio donde ves caer los astros y las estrellas.
______Te dejas envolver ante semejante espectáculo, sin objeción alguna. Personajes en extremos singulares, aparecen de pronto en los fríos cuerpos celestes, te dan la mano presentándose. Diálogos no fingidos, certeros, apuntan. Se puebla la atmósfera, de repente, de sonidos extraños y descripciones sinestésicas. Una prosa que cae, ejecutada por una mano vetusta y tersa, gota a gota como queriendo partir la roca, llena de imágenes y sonidos poéticos. Los frutos rozan tus sentidos. Y algunas tienen extraño sabor, otras dulce en su punto. Maduras unas, verdes en pequeñas partes las otras, se recogen en ese abismo de tiempo en tu mano cálida que brilla por vez primera tratando de alcanzar la luz del sol, cual condenado Prometeo.
______Abajo, un ruido de nueces dormidas hace por fin el silencio. El árbol no se desgaja, sino la niebla. Bajo un cielo polvoso de Illinois, una mano infantil llena de asombro (ahora cuerpo estelar que brilla a miles de años luz) sacude lentamente el árbol, del otro lado de donde tú estás. Caen una a una, lentamente, “las plateadas manzanas de la luna, las doradas manzanas del sol.”

Ray Bradbury (1987).
Las doradas manzanas del sol;
Minotauro, México.

jueves, 5 de enero de 2012

Sísifo y su piedra: primeras impresiones sobre El libro vacío





A Jaime Velasco Estrada.
Con cariño y gratitud.


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Ese supuesto vacío que guarda el libro de Josefina Vicens, al final de todo, sale diciendo más de lo que su personaje autodiegético se propuso confesar. En realidad El libro vacío está rebosante de una nada que al parecer nada dice, pero es ahí donde el lector encuentra no solamente esa “voz íntima, sino el gran rumor”, reconociendo a su vez la historia y su personaje, y su propia mirada le es devuelta desde los intrincados vericuetos de la diégesis.
-----Borges mencionó alguna vez que el arte no viene a ser sino un espejo. Y quizá es por ello que la temática que Vicens plantea atrapó sin reticencias a los lectores de aquella década de los cincuenta, y año tras año, generación tras generación, su idea ha perdurado y parece estar cada vez más lejos del olvido.
-----La temática que recrea Vicens en su novela es ampliamente conocida y alabada por muchos. Es simple y llana, pero hermana a todo artista o joven en ese afán de llenar con garabatos la blancura del papel, en el desasosiego de sentir que algo falta para llenar un vacío. Es el cierre temporal de inspiración –sea de musa o de oficio- que impide al sujeto proseguir en una tarea sobre la cual creía tener la pericia justa. José García, el personaje principal, no pasa a ser solamente tres personajes a la vez, en los constantes desdoblamientos que sufre en sus monólogos desesperantes, sino que se transforma en una pluralidad de hombres: tú, yo, él, ustedes. Aquellos que no saben cómo terminar un texto, o peor aún como empezarlo.
-----Este personaje, hombre de cincuenta y seis años, se ha dedicado infructuosamente, la mayor parte de su vida, a escribir un libro. Experimenta paralelamente una necesidad desbordante por escribir y un miedo que le impele a no hacerlo. Las páginas de la novela se encuentran llenas de esa fluctuación constante del escritor entre hacer o no hacer, llenas también de sus preocupaciones, sus miedos y sus recuerdos.
-----Así, el lector asiste a la confesión de José García, y se entera sin querer, sin siquiera pretenderlo, de que éste es un hombre casado, padre de dos hijos. Contador de profesión, novel en el terreno de la escritura, familia de clase media con sus preocupaciones comunes: el gasto de casa, las enfermedades, el empleo seguro, la quincena durable. Es un hombre que desde temprana edad ha decidido seguir el camino de la indecisión, quien –según sus propias palabras- la vida colocó en un primer peldaño, del cual no puede pasar.
-----Y en ese mismo peldaño transcurre su vida monótona, rutinaria, de la cual quiere desembarazarse con el libro en puerta que pretende escribir; pero que desafortunadamente no puede ni por los diversos métodos que se plantea. Dueño de dos libretas, escribe en la primera las ideas que le asaltan de improvisto coherentes o no; la segunda espera con su blancura para retener las verdaderas ideas que valen la pena ser leídas.
-----Puesto que José García no es solamente el protagonista de El libro vacío sino también su hacedor, los límites que separan la ficción de la realidad desaparecen. La atmósfera se entrecruza y se confunde, leemos la vida del protagonista a la vez que presenciamos ese proceso escritural que la enuncia. El libro a la vez que se extiende literalmente, página tras página, gana fuerza en profundidad y el lector experimenta claramente que el libro se abre por en medio, se hiende, en cuya oquedad terminan por saltar letras y más letras. El lector experimenta con exquisito asombro, que no lee el libro de Vicens sino el cuaderno de García. Este hecho complicado se logra gracias a la estructura abismada que con suma maestría Vicens ejecuta.
-----La historia verdadera, aquella que García pretende mostrar y el lector leer, va aplazándose, desplazándose, que la más remota posibilidad de que se consiga es enteramente nula. Los hechos escritos un día, son negados en las líneas que le suceden, en ese tono escritural que recuerdan al monologo, el mismo García confiesa no saber si escribe la verdad o la inventa. En estos ambages y excusas, transcurre el tiempo del protagonista quien a la vez que se obstina en no seguir escribiendo termina haciéndolo para llenar ese vacío que le atormenta.
-----Ese primer cuaderno lo define como “una especie de pozo tolerante” donde pone de manifiesto desde su cotidianeidad, hasta sus preocupaciones, todo para llenar ese vacío. La segunda libreta es el verdadero libro vacío, porque allí nada hay, ninguna excusa ni ambages, ni pensamiento frustrado. Gracias al acto catártico que García experimenta en el primer cuaderno es que logra conocerse y delimitarse como persona, páginas más adelante confiesa él mismo que “se hace entonces del negro vacío, un interlocutor”. En ese sentimiento íntimo, el autor se encuentra y se juzga severamente, recuerda y aprehende la realidad, sin saberlo ni notarlo, porque “el niño como el hombre no posee nada más que aquello que inventa”.
-----La otra columna vertebral que soporta la obra la conforma sus variadas reflexiones acerca de la vida, del tiempo en el hogar, de la modernidad misma, así como del duro oficio de la escritura. Sus frases son tan claras y tan apetecibles, que El libro vacío pasa a convertirse en un logrado manual para escritores neófitos. En medio del desasosiego confluyen técnicas, detalles minuciosos, advertencias. Usos adecuados de elementos para la acertada descripción: enseña el uso de los adjetivos en espacios opuestos, la miseria se acentúa sin el uso desmedido de elementos y con pocas decoraciones, a la inversa se tiene un ambiente pomposo y brillante. O bien, cómo circundar de elementos propicios y contundentes que den pie o ilustren aquello que primero se sintió, el roce de la tarde o la caricia de las aguas. O también, el lector se topa con esa renuencia casi obsesiva de no escribir en primera persona –paradójico porque todo el relato transcurre de esa manera- porque al hacerlo se arrastra inevitablemente elementos biográficos, íntimo. De ahí su acertada frase “no usar la voz íntima sino el gran rumor”.
-----Pero con una modestia que hiere, García señala que todo lo que ha expresado no es lo que en verdad quiso decir, sino breves aproximaciones. Sin embargo, esas aproximaciones brillan en esa nada, tenuemente, como estrellas en el espacio. Aquellas descripciones en el acto mismo de la escritura, son las más plausibles, que al borde de él, experimenta: “Mis manos no terminan en los dedos: la vida, la circulación, la sangre, se prolonga hasta el punto de mi pluma”.
-----En ese proceso escritural José García no encuentra paz alguna, ni en la acción ni en la desidia. Igual a aquel personaje que Odiseo encuentra en su visita al Hades, García rueda en interminables preocupaciones aquella piedra que pretende sea la angular para edificar su carrera literaria. En El libro vacío el lector asiste a los relatos o al ejercicio de la escritura del autor pero también encuentra ese acontecer de la elaboración misma. En realidad El libro vacío no es un libro; es solamente la primera libreta donde García se desmorona y reconstruye, aquel pozo bondadoso donde las letras caen, saltan y suenan.


Josefina Vicens (2010).



El libro vacío/Los años falsos,



Fondo de Cultura Económica: México.

Referencias al pie: paralelismos

Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.
______Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único.
______Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
_____________________________________________________Génesis 22:11-13.

El sacerdote empuñó la cuchilla, recitó sus preces y examinó el cuello antes de herirlo. Dolor no leve afligía mi corazón, y no separaba mis ojos de la tierra. Entonces ocurrió un milagro repentino: todos oyeron claramente el ruido del golpe al herir, pero ninguno vio en donde se había ocultado la virgen (…) En lugar de Ifigenia, yacía en tierra una cierva palpitante, muy grande y de maravillosa hermosura, inundando con su sangre el ara de la diosa.

_____________Eurípides (2006). “Ifigenia en Aulide” en Tragedias; Editores Mexicanos Unidos: México.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Piedra de flor


Fue difícil arrancarla de su sitio.
.....A pesar del fuego que devastó, letra a letra, los códices históricos, la flor quedó intacta en medio de su habitación húmeda de hierbas. Con espada en mano, el conquistador arremetió contra las barricadas desiertas, el filo apenas apuntaló algunas espinas pétreas, prolongación del ingenio, pero en vano rozó las raíces sustentadas en la profundidad del lago.
.....Alrededor de tres siglos recortaron los tallos de la planta, pero afianzada en su tierra la flor desistió morir y con desgano y poca celeridad extendió sus tímidos tallos encima el agua.
.....La savia se secó. El lago pronto fue sepultado con grandes olas de arena y polvo. Pero la flor persiste con la memoria de la piedra. Nadie advirtió el problema de los peces.
.....Después de tantos años, en el lago ya árido y desierto, la flor ha comenzado a marchitarse.

La cifra del erotismo: un número antes del símbolo

Sólo una unidad se interpone entre el capítulo 68 de Rayuela y el número que para muchos, en la modernidad, simboliza más una postura sexual que un elemento erótico. A Cortázar le faltó un poquito la imaginación –dirían- para haberse aproximado a esa convencionalidad que definiría superficialmente el capítulo 68 de su obra; aunque al consagrado cuentista argentino le sobró la astucia y malicia para transformar erótica tanto la fábula misma como la estructura que lo contiene. El texto, con autonomía propia, parece mover pícaramente las letras al lector en un afán de seducción.
...Tan sólo el capítulo a analizar –por no decir toda la novela- invita al lector a una percepción estética profunda, desdeñando esa mirada ordinaria y superficial. Encontrar y entender los rasgos eróticos establecidos implica poner en juego la relación de conocimiento y experiencia, sólo así puede llegarse a una comprensión aproximada para el texto. Un lector ingenuo daría un juicio de valor muy nulo y hasta cierto punto inconsistente: los neologismos lo aturdirían dando como resultado, sino el rechazo, la incomprensión total. Pero si el neologismo persiste y es la base clave en el capítulo ¿cómo entender el pasaje erótico que Cortázar plantea?
...Cincuenta y cuatro neologismos desfilan en todo el capítulo, esto representa un treinta por ciento de las ciento ochenta y tres palabras que conforman el relato. Significa que el porcentaje restante comprende tanto los artículos como los adjetivos que no infringen la norma gramatical. Gracias a estos elementos el erotismo logra advertirse en el encuentro de La Maga y Oliveira.
Un punto fundamental que debe entenderse desde el principio es que los neologismos empleados no tienen significación alguna externamente, solamente dentro del texto pueden recobrar vitalidad y denotar múltiples significados. Dichas palabras antes de ser comprendidas, deben ser sentidas. Con estos elementos puede determinarse, en primera instancia, que el texto como tal se presenta erótico; el lector asiste a una extrañeza que al mismo tiempo lo repele y lo seduce, dando como resultado que el mensaje guardado entre líneas sea más disimulado y atrayente al ser decodificados. El texto opone resistencia, y si la extrañeza genera erotismo, también lo genera el aplazamiento; las expectativas son estímulos que invitan al desnudamiento total del relato.
...Es verdad que son los mismos términos inventados los que reduplican la carga erótica. Esto se debe a que no sólo se pinta el encuentro de los amantes, sino que se genera estímulos atmosféricos que afectan a los sentidos. Las palabras afectan la sensibilidad aunque no llegan a comprenderse del todo, la atmósfera se carga de ruidos y roces constantes. “La seducción (de las palabras) parte de un intelecto, sí, pero no se dirige a la zona racional de quien recibe el enunciado, sino (primeramente) a sus emociones (Grijelmo: 31).” El lector anonadado al fin, se detiene como Alicia después de escuchar el poema “Jabberwocky”, y no puede más que aceptar que el texto le “¡Parece muy lindo!...pero es algo difícil de comprender…¡De algún modo parece llenar(le) la cabeza de ideas, sólo que no (sabe) exactamente qué ideas son (Carroll: 159).”
...Esas ideas vagas representan una carga semántica atribuida a los neologismos, imágenes que surgen espontáneamente, símbolos a los que el lector recurre solamente percibiendo la sonoridad de las palabras, por tanto la significación atribuida es arbitraria. Independientemente de ello se asiste al encuentro carnal cuyo inicio es omitido tajantemente por medio de la elipsis. La articulación del deseo o del juramento, por ejemplo, han sido ya superados, no se indica tampoco la individualidad de los amantes otorgada por el deseo, ni se explica detalle alguno sobre la aproximación de las carnes, pues estos elementos han sido establecidos en capítulos anteriores -¿o posteriores?- al 68. Se está ya ante la categoría de carne erotizada y el cruzamiento de las mismas. El proceso erótico, tal cual sucede en la enunciación del relato, comienza “in media res”.
...Como se dijo anteriormente, el texto da unas pautas necesarias para no perder de vista el encuentro de los amantes. Al igual que los neologismos, repercuten también verbos de acción y sustantivos que implican fuerza, vigorosidad. Pero también son constantes letras como la “a” la “s” y la “r” que determinan el goce, la suavidad y las pausas, la rapidez y la transgresión en el proceso erótico. En el primer párrafo por ejemplo, la sucesión de “aes” establece que la boca se mantenga abierta simulando un quejido de placer y gozo. Por un lado se articula “la s (que) se desliza por el paladar del lenguaje, tiene un sabor liviano y contagia la idea más antagónica de la fuerza y la violencia (Grijelmo: 46)” mientras que por el otro “las erres se perciben a su vez con la connotación de la energía o de la fuerza, de los verbos que implican un nuevo intento (Grijelmo: 47).” Los últimos sonidos ambivalentes denotan pues tanto la actividad como la pasividad en los amantes, pero denotan también –y en gran medida- la celeridad en el texto, la algidez de la enunciación, el cansancio experimentado en el lector por alcanzar un punto culminante que en paralelo alcanzan los amantes dentro de la diégesis.
...En la actividad de las carnes erotizadas es también visible esta afectación que ambos amantes consienten el uno del otro. La Maga llega un momento en medio del proceso a consentir que Oliveira acerque “suavemente su oferlunios”, la aliteración de la s afecta primeramente a ese desplazamiento entre parsimonioso y lento, que luego finalizará tal vez en un cruzamiento o enlazamiento a la imagen de la letra que se asemejan a las áspides. En este entrecruzamiento que se da después, resaltado por palabras esdrújulas, experimentan tanto su propia carne como la del otro, la heteroafección se determina en que ambos sienten y se reconocen que sienten sintiéndose (Luc-Marion: 134).
...Este espacio erótico que La Maga y Horacio han creado a partir del encuentro, ha transformado en gran medida al espacio físico. El espacio físico, es decir, el mundo ha desaparecido para dar auge al espacio donde las carnes –no ya los cuerpos- parecen volátiles, etéreas. No existe descripción alguna del espacio físico, ¿es en la cama, en el suelo, en la mesa donde se da?, porque el erotismo de sus carnes ha trascendido este concepto espacial. Es decir, los sujetos ya no se orientan en el mundo alrededor de los objetos físicos que les afectan. Ya no forman parte de ese contenido donde no pueden afectar a los objetos pero los objetos si pueden afectarlos a través del consentimiento. En suma, la categoría de carne les ha dado esa experimentación donde perciben el mundo y el mundo existe sólo a través de ellos. Pero ahora no es el mundo lo que sienten y experimentan, sino la carne del otro y la suya propia. Los sujetos se localizan a partir de la carne del otro (Luc-Marion: 151). La carne del otro pasa a ser pues un punto de referencia. Así Horacio –en disposición espacial de La Maga- se ubica al “relamar las incopelusas” buscando un espacio cómodo donde no pueda enredarse en “un grimado quejumbroso” permitiendo así acceder plenamente a la carne de ella –es decir a la suya propia.
...La actividad del texto, siempre articulándose in crescendo, llega al límite del proceso erótico en los últimos enunciados. El grito de placer de los amantes sitúa este momento álgido que pronto llegará a su finitud, a la petite morte. Las jitanjáforas “¡Evohé! ¡Evohé!” se articulan la una enseguida de la otra, dos gritos distintos que figuran una cara plena y llena donde la comprobación del límite alcanzado acaece. No llega a saberse quién de los dos articula primero el grito y quién después, eso no importa, están en el clímax total, “en la cresta del murelio”. Todo alrededor de ellos cae y se desvanece, mientras el mundo descubre otra vez sus formas ignoradas. Tiembla el troc y las marioplumas se vencen, después de haber alcanzado “el límite de las gunfias”.
...Con estos elementos establecidos, puede afirmarse que los neologismos, a pesar de detener primeramente al lector, es lo que predomina y articula el erotismo tanto en la diégesis como en la estructura del capítulo. El autor también se vale de aliteraciones y de algunos elementos sinestésicos detonados por los neologismos –esto es la afectación en la sensibilidad que sufre el lector a través de la sonoridad de las palabras- para representar elementos atmosféricos o detonantes que explican el gozo de los amantes. Si bien a Cortázar le falló numerar el capítulo con el número 69, no por ello deja de ser en extremo erótico.








Bibliografía:
Alex Grijelmo (2009). La seducción de las palabras, Taurus, México.
Julio Cortázar (2006). Rayuela, Punto de Lectura, Madrid.
Jean-Luc Marión (2005). El fenómeno erótico, Ediciones Literales, Buenos Aires.
Lewis Carroll (2004). A través del espejo y qué encontró Alicia allí, SEP, Col. Libros del rincón, México.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

El gato responde...




Fabi:
Hace cuatros años ya que me levanté de la cama y me miré al espejo. “Quince años” me dije y moví las manos regularmente, viéndolas con extraño temor de sentirlas vivas. En ese tiempo, otrora infeliz, no sabía de mi instinto felino y tampoco adivinaba de la imposibilidad de las uñas. No tenía garras era cierto, pero como me gustaban el agua y la lluvia, y era más vital que sólido o volátil, ignoraba que podía entender el tiempo mirando mis pupilas en los espejos. Pero pronto los espejos dejaron de empañarse y el temor a ellos reduplicó mi angustia. Huí de ellos no sé si porque me multiplicaban o porque en realidad nadie se asomaba desde el otro lado. Lo cierto es, que aquella mañana del veinte, el espejo me devolvió una cara ignota y me sentí viejo. Los años venideros, aunque con risas guardadas en labios escurriendo hiel, sucedieron tan de pronto que ahora, con los diecinueve años encima, siento que mis vidas han dejado de soportarme abriendo la puerta hacia el porvenir.
.....Me sentí gato de calle algún tiempo. Entonces la lluvia caía diferente e improvisaba bolas de estambre con retazos de periódicos y bolsas. Nunca afilé las uñas. En cambio, fui despedido de regazos con puntapiés. Quedé por un tiempo dentro de una habitación cuando alguien se fue y cerró por fuera con seguro y todo. Así, como alguien me ha dicho de Kipling, el gato siempre anda solo con su sola soledad. De ahí, quizá, en una noche angustiosa donde mi herida vertía de negro la habitación en sombras, apareció de pronto como en una visión, aquel pasaje de trenes y caminantes que vos bien conocés y que siempre, desde entonces, me has saludado desde la ventanilla cuando el tren desde el que viajas aparece por el camino donde ando.
.....No confío mucho sobre la astucia de mi lengua, que vos mencionás en tu carta, más bien me reconforto en caer de pie, porque por naturaleza los felinos sabemos caer porque caemos muchas veces. Con los poetas yo no puedo, creo que ni con los músicos, escucho y veo con mis pupilas bien dilatadas escurrir la vida de los otros, mi música gatuna- anónima por cierto- apenas roza el cielo estrellado. Eso me reconforta. Sé, que por ser casero, siempre me faltarán las uñas, eso me lo ha dicho un gato experto y de calle. Así que ya ves. Por tu soledad no te preocupes. Cuando se está solo los gatos aparecen en cualquier parte, caen de los tejados como lluvia, dan la vuelta en las esquinas o en el ruido de la noche más profunda- que es el silencio- escuchas el maullido lejano, austero, pero siempre presente. Allí estaré, no os preocupéis, acompañándote con mi ausencia si quieres estar con alguien, o con mi presencia para cuando quieras estar sola. “Es que no entiendes que en la vida, princesita, también hay que aprender a ganar…”Y ahora, aunque sin vestigio de instinto animal,-pájaro de mediodía-te digo que muestres tus uñas y salgas de la jaula de ese tu cazador. De ese tu cazador insensato, como son todos los cazadores del mundo. Abre la jaula y vuela, no importa, siempre a otra jaula.
.....Aprende a soltarte. A dejarte ir. El viento. Déjate llevar por el viento, amiga, querida amiga, queridísima amiga.


Maullidos y un beso.
Tu amigo Peke
Copainalá, Chiapas, 4/11/11.

jueves, 28 de julio de 2011

Manual de instrucciones (o las posibles trampas de una novela)



......................................................................................................................................................A Mayra




En la ejecución del trabajo literario existe bifurcaciones: la primera es la intención semántica, es decir el tema a tratar, la otra sería la intención formal o de enunciación, es decir el estilo. En estos dos polos, siempre conjuntos radica la belleza del texto. Alfonso Reyes lo explicó de una manera bastante didáctica- pero con un estilo que de tan particular asombra- sentenciando en su ensayo “Apolo o de la literatura” que sin intención formal sólo hay recursos aprovechables, buenos temas para contar y nada más.
......Ésta sentencia, me atrevería afirmar, fue muy entendida para los escritores del Boom y los que vinieron después. El recurso imprescindible de la enunciación fue uno de los recursos estilísticos de los cuales se valieron dichos escritores: basta dar un vistazo La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuente o Rayuela de Cortázar, para entender la diégesis rota, la transformación de tiempo y espacio, la intromisión de diversos narradores y planos alterables. Este manejo del discurso es lo que de alguna manera atrapa al lector a la vez que lo repele; da una sensación de resquebrajamiento pero de asombro, una curiosidad que invita a caminar por los vericuetos trazados de la mano del autor-escritor.

......Con M de Marilyn es uno de esos extraños rompecabezas donde el lector suple la función de constructor, y pieza tras pieza arma y desarma, acomoda quicios despostillados, recorta notas inconclusas y busca en un mar de diálogos las cabezas que lo dicen. Heredia ha querido construir una caja de retazos más que un libro, nos has dado además pegamento y tijeras en un discurso bien armado, de periodista, que recordará algunas frases largas de Márquez.

......En Con M de Marilyn el lector encontrará un desmadejamiento tanto formal como semántico. Marilyn Monroe, entre los avatares que sufren los últimos años de su existencia, visita México. José Baños, un frustrado cineasta mexicano, admirador a ultranza de la actriz, trazará un plan definitivo para estar lo más cerca posible y comentar sus posibles proyectos a futuro. Ambos personajes enlazarán sus historias, tan paralelas y distintas, en los peores momentos de sus vidas; buscando en la fugacidad del instante recomponer sus presentes marcadas por el terrible pasado que les ha tocado afrontar.
......A través de analépsis y prolepsis, de divertidos empleos de jergas, y altos pasajes llenos de erotismo, la novela discurrirá en un tono de frases largas, en un lenguaje riguroso de toque periodístico, donde la pauta de las constantes alternancias de espacio y tiempo las dará el cierre de los párrafos. Los primeros trazos de prolepsis ayudan adentrarse de lleno a la historia para después entenderla a través de constantes regresiones y guiños cómplices del narrador. La novela da fin con la muerte de Monroe y el oscuro futuro en ciernes que le espera a Baños, entendiendo al fin los problemas que embargaron a la actriz y la llevaron a su posible muerte.

Rafael Ramírez Heredia (2003).
Con M de Marilyn,
Punto de lectura, México.

jueves, 21 de julio de 2011

Los encuentros en Olgoi-Jorjoi










Olgoi-Jorjoi recuerda mucho las aventuras de Salgari y comparte la vena científica con las novelas de Verne. La ciencia ficción concebida por Efrémov se aparta de las características más comunes del género; una ausencia total de temas sobre posibles problemas a viajes interestelares o inconcebibles nuevas maquinarias con tecnología de punta. Cohetes, suelos rojos arenosos y enrarecidos en Marte, mundos imaginariamente utópicos no figuran en los relatos de Olgoi-Jorjoi; en compensación de ello se despliega un mundo hostil y misterioso que el hombre no acaba nunca de comprender: la tierra.
......Y será, precisamente, en estos espacios inhóspitos donde las historias se desencadenaran bajo lúgubres y obsesivas atmósferas, detalladas y largas descripciones tan solo comparadas con loas numerosas muestras dejadas por Lovecraft. Con estas características, Efrémov recorre su pluma siempre cambiante en cada cuento, traza el itinerario que abarcas desde la inmensa soledad de los océanos a la perpetuidad de los hielos; aterrizando en bahías paradisiacas o alcanzando las extremas temperaturas desérticas del Gobi. Así los relatos son concebidos desde el recuerdo y todos, excepto “La bahía de las luces irisadas” son ejecutadas en primera persona.
......Y sin gran parte de la obra es contada desde el recuerdo, los cursos abruptos que sufren son a consecuencia de los inesperados encuentros. Porque cada historia se teje lejos de la intriga donde desembocan. Los personajes son empujados primeramente a la aventura ya sea por ocio u oficio; es después de largar descripciones desasosegantes donde el misterio, lo innombrable sale a flote.
“El pico sublunar” es, desde mi subjetividad, el cuento más logrado. Los personajes aparecen inmersos en los hielos siberianos; las nevadas constantes y las líneas macabras-quizás- por ser tan precisas acentúan la obsesiva atmósfera de los témpanos. En los profundos espacios de la caprichosa naturaleza-el pico sublunar- los lectores toparán con vestigios antiquísimos de animales prehistóricos junto a pinturas rupestres provenientes del África.
......En “Olgoi´-Jorjoi” muestra los calcinados suelos del Gobi y las extrañas criaturas que la habitan, los métodos de defensa de las criaturas resultan pavorosos e inexplicables. Este relato, quizá sea por los arduos trabajos geodésicos, se asemeje por el tratado del tema con Cinco semanas en globo. “Encuentro en Tuskarora”, en cambio, maneja el descubrimiento de los manuscritos de un antiguo viajero que desentrañó una misteriosa agua curativa de las intricadas zonas oceánicas. Junto con “La bahía de las luces irisadas”, el descubrimiento azaroso del árbol cuyos efectos curativos figuran en las más lejanas culturas, constituyen dos relatos que llaman la atención por su estructura metadiegética.
......Olgoi-Jorjoi resulta un libro ameno de fácil lectura, donde se afianza con obsesivos detalles el problema del hombre ante la ignorancia y el encuentro de lo inesperado en los rincones más apartados de la tierra. Lejos de todo mundo posible, el problema del lector es precisamente esa pronta empatía con el entorno, salir del mundo de la ficción es quizás lo más difícil o aún irrealizable.

Iván A. Efrémov (1978). Olgoi-Jorjoi, Ediciones Alba; España.

jueves, 14 de julio de 2011

......Cómo reíamos antes, cuando solamente éramos tú y yo, rodeados de todos los demás. Nadie entraba. Y yo, desde adentro siempre, no podía percibir que si a nadie permitías la entrada era para que yo permaneciera mientras tú te salías.
......-Voy a llegar tarde, hijo, pero si piensas en mí todo el tiempo, tal vez regrese más temprano.

De Los años falsos, Josefina Vicens, Fondo de Cultura Economica, México. 2006.

Llueve en el mar con un murmullo lento.
La brisa gime tanto, que da pena.
El día es largo y triste. El elemento
Duerme en el sueño pesado de la arena.

Llueve. La lluvia lánguida trasciende
Su olor de flor helada y desabrida.
El día es largo y triste. Uno comprende
Que la muerte es así…,que así es la vida.

Sigue lloviendo. El día es triste y largo.
En el remoto gris se abisma el ser.
Llueve…Y uno quisiera sin embargo,
Que no acabara nunca de llover.

Leopoldo Lugones, “Olas grises” en Antología poética, Prólogo y selección de Jorge Luis Borges, Alianza Editorial, 1982, Madrid.

Jueves de alameda






Zhu Pingman fue a la ciudad de Zhili para aprender a matar dragones. Estudió durante tres años y gastó toda su fortuna hasta conocer a fondo la materia.
Pero había tan pocos dragones, que Zhu no encontró dónde practicar su arte.

Chuang Chou, “El arte de matar dragones” en Largueza del cuento corto chino; traducción, prologo y notas de José Vicente Anaya. Almadía. México. 2010.



jueves, 23 de junio de 2011

Octavo día

Poco después, de que el apocalipsis se cerniera sobre el mundo, se despertó con temblores y espasmos terribles. Vio el vació donde su pupila se cernía voluptuosa como una luz espasmódica, más allá un punto gris simulaba el mundo. Tardó un tiempo en meditar, al terminar traía la convicción inmutable de olvidar por completo los planes que indicaban la creación del primer hombre.

viernes, 17 de junio de 2011

Dios en Mesoamérica ¿sincretismo o presencia irrevocable?






Existen muchos elementos que aluden a la religión eurocristiana en el libro de Antonio Mediz Bolio, La tierra del faisán y del venado, puede ser sorprendente e inevitablemente interesantísimo, a la vez que confuso y arriesgado. Podemos empezar por dos cosas: por un lado, el autor conocedor de su realidad inmediata, embebido de toda la cultura y cosmogonía de Yucatán, recoge los vestigios orales de su tribu y los pone de relieve en los años posteriores donde se afianza cada vez más el problema de la identidad hispanoamericana. Por otra parte, recogido siglos más tarde de la conquista, con un lapso de tiempo visiblemente diferido, conlleva a pensar y a justificar el sincretismo establecido entre precolombinos y conquistadores.
-----Miguel León Portilla sostiene en El destino de la palabra que en el tiempo que sucedió a la conquista territorial, es decir, en el momento cuando la orden eclesiástica se dedicó a la investigación de las creencias de los indios y a transvasarlos a escritura alfabética “pudo haber siempre tergiversaciones y otras diversas formas de manipulación.” Respecto a esto, La tierra del faisán y del venado escrito en 1974, con una diferencia de años muy superior a los textos transvasados después de la conquista, no es un texto que figure en las crónicas españolas.
-----Ahora bien, Mediz Bolio dice a Alfonso Reyes en una de sus cartas: “He pretendido (…) hacer una estilización del espíritu maya, del concepto que todavía los indios-filtrado desde millares de años- de sus orígenes, de su grandeza pasada, de la vida, de la divinidad, de la naturaleza, de la guerra, del amor, todo dicho con la mayor aproximación posible al genio de su idioma y al estado de su ánimo en el presente ”, aludiendo además ese vínculo inmediato que tuvo con el territorio Maya, cuyos vestigios orales fueron forjando su espíritu por la nostalgia del pasado. Con respecto a lo anterior tenemos la vertiente inmediata del Dios bíblico; si Mediz Bolio recogió las costumbres de su entorno que clamaban impetuosamente un pasado perdido, encontramos también en ello la raíz del Dios universal que la tradición Hebrea pondera, descollando en comparación con los dioses de las otras culturas y civilizaciones. Parece también demasiado interesante que se encuentren otros puntos intertextuales entre la visión Maya y la historia bíblica.

-----El libro de Antonio Mediz Bolio se subdivide en nueve apartados; siete libros que recoge la cosmovisión mayense, una especie de preámbulo y un epilogo. A manera introductoria, en el primer apartado, Mediz Bolio despliega la figura del Indio del Mayab. En unas cuantas pinceladas describe vivamente tanto de manera externa como interna al caminante que al mismo tiempo que todo lo sabe también todo lo calla: “Sin que nadie se las haya dicho, el indio sabe muchas cosas” , refiriéndose así, líneas adelante, del entorno geográfico donde pertenece, el indio aprende de manera autodidacta al descubrir constantemente su mundo; igual a un individuo metido en una biblioteca, el indio camina en medio de los ecos y vestigios de su historia: las pirámides, los petroglifos, la fauna, las esculturas, los nombres del entorno, la flora, todo esto late vivamente dentro y fuera de él. Al tener conciencia de todo el presente, también el pasado lo abruma y esa añoranza comenzada en las primeras líneas detonará la vena nostálgica que surcará por toda la obra.

-----Después del preámbulo la línea temática se centra en el “Libro primero”, segundo apartado, donde se explica primeramente el resguardo celoso de los primeros códices. La palabra oculta, recitada también en los diferentes rituales, la que nombraba todo lo existente: el pasado y el futuro, todo el acontecer. Esta palabra escrita se subdividía para diferentes estratos sociales: una especie de libro para los sacerdotes o iniciados que debía leerse en la oscuridad; otra donde señalaban fechas memorables, leyes, y nombres del territorio. La última era utilizada como un recurso nemotécnico y estaba en todas partes, en las pirámides y estelas. Pero es aquí en este capítulo donde se da hincapié alusivo al Dios bíblico, “Dicen que la tierra en que se afirman los pies estaba recién nacida cuando El que todo lo hace vino y la vio.” Esta alusión de un dios supremo volverá a repetirse a lo largo de toda la obra, con diferentes nombres y adjetivos, pero siempre con ese enigma de misterio y poder. La creación del hombre maya es similar al bíblico- de barro y heno verde- la primera mujer también sale de su costado, tal sincretismo o pureza de la oralidad nombra la creación de los primeros hombres.

-----La existencia del Dios universal se afianza aún más en el momento en que los primeros hombres caen en pecado, “Le fue dado gran saber y poder que luego perdió. Y lo perdió porque se apartó de la Luz, de que estaba lleno de arriba, para bajar adentro de su cuerpo de barro y de paja ensoberbecido.” Esto conlleva también al destino del hombre maya a su propia destrucción: su religión politeísta surge y los sacrificios marcan una nueva era. Por todo ello el poder que tenía sobre los cuatro elementos naturales le es arrebatado y su fuerza sucumbe ante la catástrofe. Aire-fuego-tierra se sublevan finalizando en el gran Diluvio Universal. Estas fuertes conexiones nos traen diversas conjeturas; si Mediz Bolio recoge la oralidad y la transvasa en un libro lleno de paralelismos pero diferentes a los principales libros mesoamericanos, esta visión cultural del indio pudo haberse transformado o trastocado según la convicción del autor. Además el espacio temporal no favorece para determinar la idea innata del Dios único en la cultura mayense. Por otra parte, si el autor desentraña tal cual las ideas de su raza, respetando la originalidad, pueden validarse así la visión universal del Dios hebreo; es sustentable por un lado en el preámbulo del libro ya que “los mesoamericanos (…) tenían en gran aprecio los libros e inscripciones” de ahí que pueda surgir esa sabiduría del indio que es oculta por el silencio. En la tierra del faisán y del venado también encontramos otros puntos intertextuales que conectan ya no con la visión religiosa sino con otros aspectos culturales de Europa.

-----El espacio geográfico de Itzmal, la primera ciudad creada, figura también como un edén perdido. Así como también la tierra del Mayab figura paralelamente como el pueblo de Israel escogido y preservado también por el Dios único y glorioso. La historia cuenta que Zamná “reflejo de la Luz de Arriba” es el dios que guiará a los nuevos hombres a edificar la dinastía del Mayab. Los guiará al igual que en el Éxodo hasta el lugar especifico donde puedan levantar las ciudades, “él les enseñó el nombre de todas las cosas que no conocían y les enseñó a conocer Al que no se puede nombrar”. En esta cita, por ejemplo, la preponderancia hacia “Aquel que no se puede nombrar” está por encima del dios Zamná. Este último pareciera ser un personaje semejante a Moisés, quien es arrebatado de entre los hombres, pero enseña las últimas instrucciones al pueblo, en cuyos altares de las pirámides se harán ofrendas decisivas para la armonía del pueblo, paralelamente al Arca de la Alianza descrita en el Éxodo. “En ese altar se quemaban ofrendas de resina olorosa y se ponían guirnaldas. El humo y las esencias se elevaban a lo alto, y venían a cambio, igualmente de lo alto, la Sabiduría y la misericordia”, figura el altar de las pirámides de Yucatán, como eje que precede el bienestar de las sociedades, es cierto que brilla la ausencia de la larga descripción sobre los componentes que conforman el Arca en el libro bíblico.

-----Estas características enmarcadas en el primer libro tienen ciertas conexiones con la historia hebrea como ya se ha mencionado. En el libro segundo el autor se avoca en describir la lucha de los pueblos (Uxmal, Chichen Itzá, Mayapán) provocadas por el casamiento inesperado de la princesa Sac-Nicté con el príncipe Serpiente Negra, cuyo robo y huida hacen recordar tan solo la guerra de helenos y espartanos de la antigua Grecia.

-----Es en el tercer libro donde las conexiones parecen decrecer. Los últimos cinco apartados lo conforman leyendas y costumbres de la región yucateca; estos elementos típicos de la región se engloban en una prosa poética que de tan diáfana, de tan callada, habla. La última conexión visible en el tercer libro es la del príncipe Nazul con Jesucristo. Teniendo en cuenta el recorrido vertiginoso, han pasado ya los primeros temas centrales del libro bíblico: el principio, el edén, el éxodo; falta únicamente la expiación del mundo maya, el elemento último que los salvará de su condición. La historia relata la vida un príncipe que nació en las orillas del mar cuya procedencia es ignorada. Este personaje no se detiene en lugar alguno, “todo en él era misterioso y agradable. Decía palabras llenas de belleza cuando hablaba; pero hablaba poco…”, portaba utensilios de caza pero nunca los utilizaba, predicaba por los montes, caminando siempre, con sus flechas y su arco cazando sin cazar, igual a un pescador de hombres:“Soy cazador y soy guerrero. Me armo contra mi enemigo y busco mi caza como cualquiera. Pero yo sé quién es mi enemigo y cuál es la presa que busco. Vosotros no lo sabéis. Eso es todo”. Esta historia finaliza no con el sacrificio del príncipe, pero sí con el anhelo del cambio en los pueblos pecaminosos, en una derrota afrontada en la Ciudad del Tigre Negro Nazul se da cuenta de la ignominia en el mundo y la ciudad es destruida igual a Sodoma y Gomorra. Nazul abandona la tierra al enamorarse de una mujer, los cuerpos etéreos, ambivalentes también, Sol y Luna, se encapsulan en un éxtasis cuya representación más acertada es el eclipse, donde los contrarios se funden para formar una sola imagen.

-----Los elementos anteriores ya señalados constituyen los dos problemas con que se inició este ensayo; la presencia del Dios hebreo ¿es una idea innata en el individuo maya o sólo un sincretismo forjado a lo largo de los años?; si nos centramos en la primera edición de La tierra del faisán y del venado nos encontramos con que el libro fue publicado muchos años después de la incesante búsqueda latinoamericana. Si Antonio Mediz Bolio recogió los vestigios de la oralidad mayense- con fortuna- y al escribirlas no contaminó culturalmente, podemos afirmar la preconcepción perdida de una sola divinidad superior entre la abundancia de ídolos y dioses distribuidos por toda Mesoamérica. Por otro lado, si en esta incansable búsqueda de identidad y por la convicción de universalizar la obra, Mediz Bolio se valió de estos paralelismos para reconstruir la historia maya desde una subjetividad que de alguna forma retomara puntos fundamentales de la tradición europea. Por último, Mediz Bolio pudo haber escrito el libro sin trastocar los elementos, respetando las ideas originales de las sucesivas generaciones descendientes de Yucatán, recreando el espíritu mayense desde esa cosmovisión primigenia, sin advertir claro el mestizaje cultural que el autor le tocó ver y no poner en cuestión, retomando las ideas eurocristianas que a modo de sincretismo se habían forjado ya en los indios de la época del autor; no por nada las interconexiones entre los libros mayas son visibles, fuertes alusiones al Popol Vuh o al Chilam Balan surcan silenciosamente entre los versos.

-----Sin embargo la última palabra la tienen los estudiosos en la materia. Si al final se llegara a la conclusión innata del Dios universal no vendría al menos mencionar la raíz del problema donde todo se confundió, desde una visión bíblica: La torre de Babel.






Bibliografìa:


Miguel León Portilla (1996). El destino de la palabra, de la oralidad y los códices mesoamericanos a la escritura alfabética. Fondo de Cultura Económica. México.



Antonio Mediz Bolio (1974); La tierra del faisán y del venado, Costa Amic Editores, México.

jueves, 9 de junio de 2011

La degradación del poeta (o réptil)





-breve reseña de Efraín Bartolomé-



Sube la palabra, viene con un golpe de pájaros ciegos a enredarse en los escalones del aire; atrapa las ramas secas, pasa a lamer el polvo, viene del eco y del fondo de la podredumbre, del grito de las piedras, choca y se desgarra hasta sangrar, pero sube siempre.
Los días vienen pausados a quedarse en la fina contemplación del poeta, quien atrapa los sucesos con largas telarañas invisibles desprendidos de sus ojos. Pasan calles citadinas junto con el recuerdo, pasa la infancia con un aroma de agua vieja y guardada, cada palabra es Mantícora que engaña y se transforma en cada instante, (manzana, rayo de sol, ángel). El viaje prosigue por las ranuras de los ojos despiertos, por los ojos de los ojos entra una fuerza latente que nos despedaza, la voz del poeta se vuelve voz del pueblo y entonces quedamos rumiando imágenes poéticas casi mudos de placer.
El poeta va degradándose, en cada palabra apuntada o dicha va extinguiendo fuerzas, va aprendiendo con las comas y los puntos, ata su fe y esperanza detrás de cada letra y camina siguiendo las huellas de los otros naciendo en cada grano de tierra, pedazo de polvo.
Efraín Bartolomé nace en Ocosingo, Chiapas, entre clamores de la selva y retazos de imágenes diáfanas; quizá por ello la frescura de sus versos pueden ser aproximados solamente a la vertiente de los ríos, a la caricia de la hoja rociada de humedad o a las fauces del jaguar con su imponderable imagen.
Como un coleccionista de objetos perdidos va el poeta en búsqueda de voces desconocidas, igual a Netzahualcóyotl cantor de flores recoge los versos en lo profundo de la selva, y aún se arriesga por escalar montañas inaccesibles para atrapar el lenguaje del viento y mostrarlo a los hombres. Igual al reptil esconde su cuerpo débil bajo la roca, se arrastra bajo las hojarascas intentando encontrar murmullos e imágenes olvidadas, repta por ramas y cortezas en busca de la lluvia y abre la boca con hilera de dientes, muestra la lengua, saliva el veneno, su cuerpo monumental le da aplomo y grita, poeta voz, grita Efraín Bartolomé.
Por ello, la fuerza poética de Bartolomé es un grito angustioso que se distiende carcomiendo los órganos de los lectores; uno se siente ciego de pronto teniendo en la mano un recuerdo que camina sobre vías sin trenes; entre sus versos desfilan sentimientos puros, retrata al amor de manera tempestiva, a veces su voz se cree la voz del mundo pero pronto cae desvaneciéndose, hastiado por la rutina de los días con un leve temblor de manos, la problemática del ser lo ahoga y termina gimiendo su derrota, una lluvia de palabras le golpea hasta ahogarlo y el poeta gime sin cesar hasta la pronta aproximación y de nuevo la derrota. Esconde su voz el recuerdo de la infancia, la introversión del poeta y escritor, entiende su vida paso a paso y desafía al ángel, cuidador de palabras, para robarle las imágenes con la ironía de nombrarle pajarraco. Al igual nos muestra un centenar de imágenes precisas y emotivas, para decirnos al final que nada quería decirnos o que no era eso realmente lo que quería decir; el juego de una acústica homónima hace del lenguaje un ritmo incansable. Cuadernos contra el ángel es más que un poemario donde se centra con fidelidad el amor, el pasado, la ironía y la esperanza.
En sus propias palabras: “He aquí que soy poeta/ y mi oficio es arder”, arde, arde poeta, arde pero tus cenizas escondan y atesoren el eco de tus versos.


Efraín Bartolomé (2008), Cuadernos contra el ángel.
Conaculta. México.

Indefinida (u hormigas negras)




Existen palabras que no pueden definirse por su grado de complejidad y abstracción; la palabra silla por ejemplo, resultaría sencillo pronunciarla, en cuanto explicaciones recurriésemos únicamente a alzar la mano para apuntar al mueble puesto en el rincón. Sin embargo, sucede que a veces las palabras son tan independientes del objeto al que definen, para explicarlas no basta con señalar algo a la distancia, ni mucho menos describir el color y aroma, sólo llegar a la leve superficie de su rostro, a leves aproximaciones.
Los conceptos con que se intenta definir una palabra, son a la vez palabras, cuyas aproximaciones caen en palabras compuestas de palabras. No existe pues una barrera que bloquee el concepto con el objeto, en este caso señalar la silla sería una muy buena ayuda. En el caso de la palabra literatura o leer no podemos llegar a concluir, para escaparnos de las explicaciones y conceptos, señalar un libro o algunas letras sueltas; porque lo que encierran en sí estas dos palabras ponderan más allá de un objeto material, y el libro juega un papel importante de la aproximación al lector-autor. Tal cual lo señalan diversos autores, los lectores no aprecian de forma igualitaria el texto escrito, hay diferencias, y por tanto definir la palabra leer no sería más que contar la suscitación de emociones vividas por el lector; cada definición sería personal y diferente.
Julio Cortázar señaló en Rayuela, por tratar de definir la estructura de su obra: “A su manera este libro es muchos libros, pero sobre todo es dos libros” . Sin duda alguna, un libro es también muchos libros-con o sin una estructura arriesgada como la de Cortázar- y es también dos libros, a su manera del autor y del lector: dos libros que se leen y logran un puente intertextual.
La problemática del no lector viene precisamente del miedo al acercamiento al libro y del miedo al alejamiento del entorno. Una vez observé cómo un niño de siete años se aventuraba en buscar un libro infantil en la biblioteca, mientras que la encargada temía de que el libro se pudiera estropear estaba indecisa en dárselo, sumado a esto que el hermano del niño se expresaba de forma grotesca el leer un libro, diciendo que eso era para tontos. Eso ocurre hoy en día, el pánico pondera más en que se estropee un libro a que no se lea el libro, se da más valor a la forma material que al sujeto que estudia al objeto.
El problema del miedo al libro se da primeramente de forma externa, la sociedad los prohíbe definiéndolos como una pérdida de tiempo, mientras que también el problema se vuelve internamente debido a la exclusión de la sociedad. Otro de los problemas fundamentales externas siguen siendo los profesores que intentan inculcar en sus alumnos la búsqueda de un mensaje absoluto en el libro; tomándolo más como un objeto de estudio preciso del cual, por miedo a perder el tiempo, necesitan sacar algún provecho y conceptualizan la obra como un elemento de búsqueda superficial no como un elemento que sustrae la realidad en una fantasía inmediata.
El mensaje del libro no es uno como se pretende, el mensaje es un conjunto de mensajes que no llegan de inmediato sino más bien se van hilando uno tras otro, a través de la reflexión y la emoción. Los que creen encontrar un mensaje absoluto solo han encontrado parte de un mensaje que tardará en llegar, por tanto no se debe exigir al alumno al encuentro de un único mensaje sino al placer estético que significar querer encontrarlo.
Por ello creo que la forma de acercarse al libro es tener en cuenta que se partirá de un espacio real para desembocar en un espacio mítico y fantástico, que la manera más idónea para saber leer es enfrentarse, al igual que el escritor, de una hoja en blanco a una hoja repleta de hormigas negras.

sábado, 4 de junio de 2011

Aproximaciones a la poética de Nicanor Parra


Nacido en 1914, año donde ya Vicente Huidobro trabajaba a la par que exponía su manifiesto creacionista, Nicanor Parra será un punto fundamental para la literatura chilena posvanguardista. Anterior a él, Hispanoamérica había despuntado su fecundidad literaria; iniciada con el modernismo liderado por Rubén Darío Europa había recibido el primer golpe estético; el segundo acierto lo tendría Huidobro cuya estética anti-aristotélica influiría en gran medida la tradición vanguardista en gran parte del continente hispánico.
Estas dos corrientes en pugna serán fundamentales para entender la poética de Parra. Si bien, de alguna manera, en Poemas y antipoemas recoge el legado creacionista iniciada por Huidobro, también logran atisbarse entre sus versos la pulcritud y la métrica conservada por el modernismo. El poemario contiene veintiséis piezas poéticas con títulos respectivos, distribuidas en tres apartados que se indican con números romanos; la primera parte contiene siete poemas de considerable extensión mientras que en el siguiente sólo contiene seis piezas, en el último apartado aparecen las restantes que están ejecutadas en verso libre y de mayor extensión, este tercer apartado contiene el mayor número de poemas.
Desde el título del libro podemos entender la síntesis ejecutada por Parra: la tesis de los Poemas modernistas cuya sonoridad y pulcritud se entreteje con la desfachatez y la ironía de la antítesis en los antipoemas; cuyo resultado es una nueva propuesta poética alimentado por ambas corrientes. Ésta propuesta, que desfila en los intersticios de los versos a modo de manifiesto, es la recuperación del habla empírica, del leguaje común.
Es quizás en el tercer apartado, con el primer poema que da pie, donde Nicanor Parra se desborda en versos libres y asonantados mostrando su arte poética:


“Según los doctores de la ley este libro no debiera publicarse:
la palabra arco iris no aparece en él en ninguna parte,
menos aún la palabra dolor,
la palabra torcuato.
Sillas y mesas sí que figuran a granel,
¡ataúdes!, ¡útiles de escritorio!
lo que me llena de orgullo
porque, a mi modo de ver, el cielo se está cayendo a pedazos.”


Al recuperar la llaneza del lenguaje, Parra no busca solamente los elementos vagos y comunes, sino que explora con sorprendente vitalidad la belleza y la sonoridad de esos elementos. Si en la poesía modernista los versos estaban plagados de diafanidad de lagos, pureza de cisnes y coloridos de princesas desconocidas, en Poemas y antipoemas encontramos el sorprendente muestrario de los elementos más inmediatos. La cotidianidad, las calles y la gente de Chile, aparecen de tan comunes con un aire mágico de luz y belleza exquisita. Sin embargo, el juego métrico y sonoro está visible desde el primer poema “Canción de cuna”, cuya rima oxítona en los versos pares recuerda también a la bien lograda ejecución modernista así como el gusto constante por los eneasílabos y hexasílabos.
La poética de Parra no se aleja demasiado del contexto hispánico. Y a no ser por breves referencias a escritores- que esto es metatextual- no lograría aproximarse a los bordes de Europa. Con estos referentes, Parra jamás canta a la fantasía de Europa, sino más bien sienta a contemplar la belleza de las “cosas” más próximas y redescubriéndolas ejecuta una nueva poesía que se aleja del parnaso y de las elocuentes palabras utilizadas desde antes pero sí se queda con lo últil de la rima y la métrica.
Rebelándose por un lado a este movimiento anterior al vanguardismo, también lo hace de su coterráneo Vicente Huidobro. Para el movimiento creacioniosta el poeta fungía como un Dios, o una especie de demiurgo que en contraposición a la naturaleza, creaba sus propios mundos imitando solamente la fuerza creadora. Para el poeta de antipoemas, la antipoesía no se centra en esta rebelión del lenguaje y el uso constante de jitanjáforas y crasis sino más bien en el habla común que desde los tiempos de conquista española siempre fue menospreciado y repudiado. Nicanor Parra también muestra a un “poeta” o un “creador” pobre y miserable, desmitificando así el arquetipo huidobriano del ser creador. Dice en “Autorretrato” al respecto:

“Considerad, muchachos,
este gabán de fraile mendicante:
soy profesor en un liceo obscuro,
he perdido la voz haciendo clases.”


Con esto, Nicanor Parra rompe un dique entre ambas corrientes para hacer resurgir una poesía de tan llana diáfana. Si bien, la poesía es la substancia del poema, todas las cosas existentes y por existir, Parra recoge esa cotidianeidad a partir del presente o con la conexión del recuerdo al pasado inmediato o próximo. El humor recorre con una vena por toda la obra poética, no sin confundirse con el anhelo y la nostalgia, así como la desesperanza del hombre que siempre va hacia su propia decadencia. Al igual como desfila la desesperanza, aparece también el amor a lado de la ironía, las ejecuciones magistrales a modo de copla popular con una sonoridad de belleza exquisita y juegos métricos sorprendentes. No por nada Nicanor Parra figura como un poeta mayor de Chile, al lado de Huidobro, Mistral y Neruda.



Nicanor Parra, Poemas y antipoemas en Poemas para combatir la calvicie, compilador Julio Ortega. Fondo de Cultura Economica. Mèxico.1999.