jueves, 23 de junio de 2011

Octavo día

Poco después, de que el apocalipsis se cerniera sobre el mundo, se despertó con temblores y espasmos terribles. Vio el vació donde su pupila se cernía voluptuosa como una luz espasmódica, más allá un punto gris simulaba el mundo. Tardó un tiempo en meditar, al terminar traía la convicción inmutable de olvidar por completo los planes que indicaban la creación del primer hombre.

3 comentarios:

  1. Siempre pensé que el hombre era un animal inútil.

    Y cuanto más conozco a mis congéneres, más lo pienso.

    Saludos

    J.

    ResponderEliminar
  2. El hacedor por puro derecho creador disuelve su manifiesto...

    ResponderEliminar