viernes, 17 de junio de 2011

Dios en Mesoamérica ¿sincretismo o presencia irrevocable?






Existen muchos elementos que aluden a la religión eurocristiana en el libro de Antonio Mediz Bolio, La tierra del faisán y del venado, puede ser sorprendente e inevitablemente interesantísimo, a la vez que confuso y arriesgado. Podemos empezar por dos cosas: por un lado, el autor conocedor de su realidad inmediata, embebido de toda la cultura y cosmogonía de Yucatán, recoge los vestigios orales de su tribu y los pone de relieve en los años posteriores donde se afianza cada vez más el problema de la identidad hispanoamericana. Por otra parte, recogido siglos más tarde de la conquista, con un lapso de tiempo visiblemente diferido, conlleva a pensar y a justificar el sincretismo establecido entre precolombinos y conquistadores.
-----Miguel León Portilla sostiene en El destino de la palabra que en el tiempo que sucedió a la conquista territorial, es decir, en el momento cuando la orden eclesiástica se dedicó a la investigación de las creencias de los indios y a transvasarlos a escritura alfabética “pudo haber siempre tergiversaciones y otras diversas formas de manipulación.” Respecto a esto, La tierra del faisán y del venado escrito en 1974, con una diferencia de años muy superior a los textos transvasados después de la conquista, no es un texto que figure en las crónicas españolas.
-----Ahora bien, Mediz Bolio dice a Alfonso Reyes en una de sus cartas: “He pretendido (…) hacer una estilización del espíritu maya, del concepto que todavía los indios-filtrado desde millares de años- de sus orígenes, de su grandeza pasada, de la vida, de la divinidad, de la naturaleza, de la guerra, del amor, todo dicho con la mayor aproximación posible al genio de su idioma y al estado de su ánimo en el presente ”, aludiendo además ese vínculo inmediato que tuvo con el territorio Maya, cuyos vestigios orales fueron forjando su espíritu por la nostalgia del pasado. Con respecto a lo anterior tenemos la vertiente inmediata del Dios bíblico; si Mediz Bolio recogió las costumbres de su entorno que clamaban impetuosamente un pasado perdido, encontramos también en ello la raíz del Dios universal que la tradición Hebrea pondera, descollando en comparación con los dioses de las otras culturas y civilizaciones. Parece también demasiado interesante que se encuentren otros puntos intertextuales entre la visión Maya y la historia bíblica.

-----El libro de Antonio Mediz Bolio se subdivide en nueve apartados; siete libros que recoge la cosmovisión mayense, una especie de preámbulo y un epilogo. A manera introductoria, en el primer apartado, Mediz Bolio despliega la figura del Indio del Mayab. En unas cuantas pinceladas describe vivamente tanto de manera externa como interna al caminante que al mismo tiempo que todo lo sabe también todo lo calla: “Sin que nadie se las haya dicho, el indio sabe muchas cosas” , refiriéndose así, líneas adelante, del entorno geográfico donde pertenece, el indio aprende de manera autodidacta al descubrir constantemente su mundo; igual a un individuo metido en una biblioteca, el indio camina en medio de los ecos y vestigios de su historia: las pirámides, los petroglifos, la fauna, las esculturas, los nombres del entorno, la flora, todo esto late vivamente dentro y fuera de él. Al tener conciencia de todo el presente, también el pasado lo abruma y esa añoranza comenzada en las primeras líneas detonará la vena nostálgica que surcará por toda la obra.

-----Después del preámbulo la línea temática se centra en el “Libro primero”, segundo apartado, donde se explica primeramente el resguardo celoso de los primeros códices. La palabra oculta, recitada también en los diferentes rituales, la que nombraba todo lo existente: el pasado y el futuro, todo el acontecer. Esta palabra escrita se subdividía para diferentes estratos sociales: una especie de libro para los sacerdotes o iniciados que debía leerse en la oscuridad; otra donde señalaban fechas memorables, leyes, y nombres del territorio. La última era utilizada como un recurso nemotécnico y estaba en todas partes, en las pirámides y estelas. Pero es aquí en este capítulo donde se da hincapié alusivo al Dios bíblico, “Dicen que la tierra en que se afirman los pies estaba recién nacida cuando El que todo lo hace vino y la vio.” Esta alusión de un dios supremo volverá a repetirse a lo largo de toda la obra, con diferentes nombres y adjetivos, pero siempre con ese enigma de misterio y poder. La creación del hombre maya es similar al bíblico- de barro y heno verde- la primera mujer también sale de su costado, tal sincretismo o pureza de la oralidad nombra la creación de los primeros hombres.

-----La existencia del Dios universal se afianza aún más en el momento en que los primeros hombres caen en pecado, “Le fue dado gran saber y poder que luego perdió. Y lo perdió porque se apartó de la Luz, de que estaba lleno de arriba, para bajar adentro de su cuerpo de barro y de paja ensoberbecido.” Esto conlleva también al destino del hombre maya a su propia destrucción: su religión politeísta surge y los sacrificios marcan una nueva era. Por todo ello el poder que tenía sobre los cuatro elementos naturales le es arrebatado y su fuerza sucumbe ante la catástrofe. Aire-fuego-tierra se sublevan finalizando en el gran Diluvio Universal. Estas fuertes conexiones nos traen diversas conjeturas; si Mediz Bolio recoge la oralidad y la transvasa en un libro lleno de paralelismos pero diferentes a los principales libros mesoamericanos, esta visión cultural del indio pudo haberse transformado o trastocado según la convicción del autor. Además el espacio temporal no favorece para determinar la idea innata del Dios único en la cultura mayense. Por otra parte, si el autor desentraña tal cual las ideas de su raza, respetando la originalidad, pueden validarse así la visión universal del Dios hebreo; es sustentable por un lado en el preámbulo del libro ya que “los mesoamericanos (…) tenían en gran aprecio los libros e inscripciones” de ahí que pueda surgir esa sabiduría del indio que es oculta por el silencio. En la tierra del faisán y del venado también encontramos otros puntos intertextuales que conectan ya no con la visión religiosa sino con otros aspectos culturales de Europa.

-----El espacio geográfico de Itzmal, la primera ciudad creada, figura también como un edén perdido. Así como también la tierra del Mayab figura paralelamente como el pueblo de Israel escogido y preservado también por el Dios único y glorioso. La historia cuenta que Zamná “reflejo de la Luz de Arriba” es el dios que guiará a los nuevos hombres a edificar la dinastía del Mayab. Los guiará al igual que en el Éxodo hasta el lugar especifico donde puedan levantar las ciudades, “él les enseñó el nombre de todas las cosas que no conocían y les enseñó a conocer Al que no se puede nombrar”. En esta cita, por ejemplo, la preponderancia hacia “Aquel que no se puede nombrar” está por encima del dios Zamná. Este último pareciera ser un personaje semejante a Moisés, quien es arrebatado de entre los hombres, pero enseña las últimas instrucciones al pueblo, en cuyos altares de las pirámides se harán ofrendas decisivas para la armonía del pueblo, paralelamente al Arca de la Alianza descrita en el Éxodo. “En ese altar se quemaban ofrendas de resina olorosa y se ponían guirnaldas. El humo y las esencias se elevaban a lo alto, y venían a cambio, igualmente de lo alto, la Sabiduría y la misericordia”, figura el altar de las pirámides de Yucatán, como eje que precede el bienestar de las sociedades, es cierto que brilla la ausencia de la larga descripción sobre los componentes que conforman el Arca en el libro bíblico.

-----Estas características enmarcadas en el primer libro tienen ciertas conexiones con la historia hebrea como ya se ha mencionado. En el libro segundo el autor se avoca en describir la lucha de los pueblos (Uxmal, Chichen Itzá, Mayapán) provocadas por el casamiento inesperado de la princesa Sac-Nicté con el príncipe Serpiente Negra, cuyo robo y huida hacen recordar tan solo la guerra de helenos y espartanos de la antigua Grecia.

-----Es en el tercer libro donde las conexiones parecen decrecer. Los últimos cinco apartados lo conforman leyendas y costumbres de la región yucateca; estos elementos típicos de la región se engloban en una prosa poética que de tan diáfana, de tan callada, habla. La última conexión visible en el tercer libro es la del príncipe Nazul con Jesucristo. Teniendo en cuenta el recorrido vertiginoso, han pasado ya los primeros temas centrales del libro bíblico: el principio, el edén, el éxodo; falta únicamente la expiación del mundo maya, el elemento último que los salvará de su condición. La historia relata la vida un príncipe que nació en las orillas del mar cuya procedencia es ignorada. Este personaje no se detiene en lugar alguno, “todo en él era misterioso y agradable. Decía palabras llenas de belleza cuando hablaba; pero hablaba poco…”, portaba utensilios de caza pero nunca los utilizaba, predicaba por los montes, caminando siempre, con sus flechas y su arco cazando sin cazar, igual a un pescador de hombres:“Soy cazador y soy guerrero. Me armo contra mi enemigo y busco mi caza como cualquiera. Pero yo sé quién es mi enemigo y cuál es la presa que busco. Vosotros no lo sabéis. Eso es todo”. Esta historia finaliza no con el sacrificio del príncipe, pero sí con el anhelo del cambio en los pueblos pecaminosos, en una derrota afrontada en la Ciudad del Tigre Negro Nazul se da cuenta de la ignominia en el mundo y la ciudad es destruida igual a Sodoma y Gomorra. Nazul abandona la tierra al enamorarse de una mujer, los cuerpos etéreos, ambivalentes también, Sol y Luna, se encapsulan en un éxtasis cuya representación más acertada es el eclipse, donde los contrarios se funden para formar una sola imagen.

-----Los elementos anteriores ya señalados constituyen los dos problemas con que se inició este ensayo; la presencia del Dios hebreo ¿es una idea innata en el individuo maya o sólo un sincretismo forjado a lo largo de los años?; si nos centramos en la primera edición de La tierra del faisán y del venado nos encontramos con que el libro fue publicado muchos años después de la incesante búsqueda latinoamericana. Si Antonio Mediz Bolio recogió los vestigios de la oralidad mayense- con fortuna- y al escribirlas no contaminó culturalmente, podemos afirmar la preconcepción perdida de una sola divinidad superior entre la abundancia de ídolos y dioses distribuidos por toda Mesoamérica. Por otro lado, si en esta incansable búsqueda de identidad y por la convicción de universalizar la obra, Mediz Bolio se valió de estos paralelismos para reconstruir la historia maya desde una subjetividad que de alguna forma retomara puntos fundamentales de la tradición europea. Por último, Mediz Bolio pudo haber escrito el libro sin trastocar los elementos, respetando las ideas originales de las sucesivas generaciones descendientes de Yucatán, recreando el espíritu mayense desde esa cosmovisión primigenia, sin advertir claro el mestizaje cultural que el autor le tocó ver y no poner en cuestión, retomando las ideas eurocristianas que a modo de sincretismo se habían forjado ya en los indios de la época del autor; no por nada las interconexiones entre los libros mayas son visibles, fuertes alusiones al Popol Vuh o al Chilam Balan surcan silenciosamente entre los versos.

-----Sin embargo la última palabra la tienen los estudiosos en la materia. Si al final se llegara a la conclusión innata del Dios universal no vendría al menos mencionar la raíz del problema donde todo se confundió, desde una visión bíblica: La torre de Babel.






Bibliografìa:


Miguel León Portilla (1996). El destino de la palabra, de la oralidad y los códices mesoamericanos a la escritura alfabética. Fondo de Cultura Económica. México.



Antonio Mediz Bolio (1974); La tierra del faisán y del venado, Costa Amic Editores, México.

5 comentarios:

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  2. NoeliaA dijo...

    Buenísima y didáctica reseña, Peke. La verdad es que los sincretistas creían en un dios unversal que, por ser el mismo en todas partes, tendería a mostrar características afines aquí y allá (y ellos creían que el dios cristiano era el verdadero, claro).
    Yo la verdad creo que la última explicación que das es la más posible, la de que el que transcribió los textos contaminara las creencias de los lugareños con sus propias nociones cristianas. O quizás, la misma cultura de los indígenas se haya visto alterada luego de la conquista y, de esa manera, resultara que ella misma introdujese elementos de la otra religión. Cuando leí el Popol Vuh tuve la sensación de que el padre Ximénez había mechado partes de su religión dentro de la transcripción del códice.
    No olvides que los sincretistas llegaron a afirmar que Quetzalcoatl había sido Santo Tomás de Aquino que había venido a evangelizar a los aborígenes.
    Pero bueno, lo rescatable de los sincretistas es que su propia creencia en un Dios universal, los detenía de "eliminar" al indio, antes bien trataban de convertirlo.

    Un abrazo

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  3. Tu reseña me dio algunas ideas interesantes para desarrollar más adelante.

    Gracias

    J.

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  4. Muy interesante. El sincretismo es necesario para valorar las religiones durante el paso del tiempo. La misma religión católica tiene cosas tomadas de otras culturas más antiguas. Hay algunos que dicen que la santa trinidad no es más que un sincretismo útil para captar los adeptos del momento.

    Ahora, el señor Mediz Bolio haría bien en dejar de llamar indio al habitante de las américas. Podría llamarlo indígena americano o simplemente americano. India, como Ud. bien sabe, es un populoso país de Asia. Los españoles de hace 6 siglos creyeron que habían llegado a la India, por eso empezaron a utilizar ese gentilicio durante su ocupación. Costumbre estúpida, que encierra también una carga peyorativa, y que sigue vigente hasta el momento. Como tantas otras.

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  5. Jaaa! Qué ensayo tan logrado y buen cierre; sales ileso. El monoteísmo más allá de su complejidad, argumentación y subordinación es un menester del sustento espiritual/substancial/ontológico. Su credo nunca tiene nombre expreso, pero sí validez y presencia en cualquier contexto histórico y cultural por mera justificación existencial.

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