jueves, 14 de julio de 2011


Llueve en el mar con un murmullo lento.
La brisa gime tanto, que da pena.
El día es largo y triste. El elemento
Duerme en el sueño pesado de la arena.

Llueve. La lluvia lánguida trasciende
Su olor de flor helada y desabrida.
El día es largo y triste. Uno comprende
Que la muerte es así…,que así es la vida.

Sigue lloviendo. El día es triste y largo.
En el remoto gris se abisma el ser.
Llueve…Y uno quisiera sin embargo,
Que no acabara nunca de llover.

Leopoldo Lugones, “Olas grises” en Antología poética, Prólogo y selección de Jorge Luis Borges, Alianza Editorial, 1982, Madrid.

2 comentarios:

  1. Lugones tiene ese no sé qué que siempre me deja pensando cuando lo leo, como si le faltara algo, como si la idea estuviera ahí mismo, pero el lector debiera abandonar su función pasiva frente al texto y darle un cierre definitivo.

    O tal vez sea que nunca lo entendí.

    Saludos

    J.

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  2. Lo hermoso de lluvia y la poesía es que ambas pueden ser contempladas desde lejos con el alma dispuesta pero no expuesta. Incierto y desasoseante resulta ambas. Te dejo un fragmento del texto de un paisano poeta:

    II

    (Anochece)

    Los goteros de la noche
    dejaban caer una a una las estrellas
    para decirnos que el sueño venía galopando en las colinas
    y que el azul era más azul...

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