jueves, 23 de junio de 2011

Octavo día

Poco después, de que el apocalipsis se cerniera sobre el mundo, se despertó con temblores y espasmos terribles. Vio el vació donde su pupila se cernía voluptuosa como una luz espasmódica, más allá un punto gris simulaba el mundo. Tardó un tiempo en meditar, al terminar traía la convicción inmutable de olvidar por completo los planes que indicaban la creación del primer hombre.

viernes, 17 de junio de 2011

Dios en Mesoamérica ¿sincretismo o presencia irrevocable?






Existen muchos elementos que aluden a la religión eurocristiana en el libro de Antonio Mediz Bolio, La tierra del faisán y del venado, puede ser sorprendente e inevitablemente interesantísimo, a la vez que confuso y arriesgado. Podemos empezar por dos cosas: por un lado, el autor conocedor de su realidad inmediata, embebido de toda la cultura y cosmogonía de Yucatán, recoge los vestigios orales de su tribu y los pone de relieve en los años posteriores donde se afianza cada vez más el problema de la identidad hispanoamericana. Por otra parte, recogido siglos más tarde de la conquista, con un lapso de tiempo visiblemente diferido, conlleva a pensar y a justificar el sincretismo establecido entre precolombinos y conquistadores.
-----Miguel León Portilla sostiene en El destino de la palabra que en el tiempo que sucedió a la conquista territorial, es decir, en el momento cuando la orden eclesiástica se dedicó a la investigación de las creencias de los indios y a transvasarlos a escritura alfabética “pudo haber siempre tergiversaciones y otras diversas formas de manipulación.” Respecto a esto, La tierra del faisán y del venado escrito en 1974, con una diferencia de años muy superior a los textos transvasados después de la conquista, no es un texto que figure en las crónicas españolas.
-----Ahora bien, Mediz Bolio dice a Alfonso Reyes en una de sus cartas: “He pretendido (…) hacer una estilización del espíritu maya, del concepto que todavía los indios-filtrado desde millares de años- de sus orígenes, de su grandeza pasada, de la vida, de la divinidad, de la naturaleza, de la guerra, del amor, todo dicho con la mayor aproximación posible al genio de su idioma y al estado de su ánimo en el presente ”, aludiendo además ese vínculo inmediato que tuvo con el territorio Maya, cuyos vestigios orales fueron forjando su espíritu por la nostalgia del pasado. Con respecto a lo anterior tenemos la vertiente inmediata del Dios bíblico; si Mediz Bolio recogió las costumbres de su entorno que clamaban impetuosamente un pasado perdido, encontramos también en ello la raíz del Dios universal que la tradición Hebrea pondera, descollando en comparación con los dioses de las otras culturas y civilizaciones. Parece también demasiado interesante que se encuentren otros puntos intertextuales entre la visión Maya y la historia bíblica.

-----El libro de Antonio Mediz Bolio se subdivide en nueve apartados; siete libros que recoge la cosmovisión mayense, una especie de preámbulo y un epilogo. A manera introductoria, en el primer apartado, Mediz Bolio despliega la figura del Indio del Mayab. En unas cuantas pinceladas describe vivamente tanto de manera externa como interna al caminante que al mismo tiempo que todo lo sabe también todo lo calla: “Sin que nadie se las haya dicho, el indio sabe muchas cosas” , refiriéndose así, líneas adelante, del entorno geográfico donde pertenece, el indio aprende de manera autodidacta al descubrir constantemente su mundo; igual a un individuo metido en una biblioteca, el indio camina en medio de los ecos y vestigios de su historia: las pirámides, los petroglifos, la fauna, las esculturas, los nombres del entorno, la flora, todo esto late vivamente dentro y fuera de él. Al tener conciencia de todo el presente, también el pasado lo abruma y esa añoranza comenzada en las primeras líneas detonará la vena nostálgica que surcará por toda la obra.

-----Después del preámbulo la línea temática se centra en el “Libro primero”, segundo apartado, donde se explica primeramente el resguardo celoso de los primeros códices. La palabra oculta, recitada también en los diferentes rituales, la que nombraba todo lo existente: el pasado y el futuro, todo el acontecer. Esta palabra escrita se subdividía para diferentes estratos sociales: una especie de libro para los sacerdotes o iniciados que debía leerse en la oscuridad; otra donde señalaban fechas memorables, leyes, y nombres del territorio. La última era utilizada como un recurso nemotécnico y estaba en todas partes, en las pirámides y estelas. Pero es aquí en este capítulo donde se da hincapié alusivo al Dios bíblico, “Dicen que la tierra en que se afirman los pies estaba recién nacida cuando El que todo lo hace vino y la vio.” Esta alusión de un dios supremo volverá a repetirse a lo largo de toda la obra, con diferentes nombres y adjetivos, pero siempre con ese enigma de misterio y poder. La creación del hombre maya es similar al bíblico- de barro y heno verde- la primera mujer también sale de su costado, tal sincretismo o pureza de la oralidad nombra la creación de los primeros hombres.

-----La existencia del Dios universal se afianza aún más en el momento en que los primeros hombres caen en pecado, “Le fue dado gran saber y poder que luego perdió. Y lo perdió porque se apartó de la Luz, de que estaba lleno de arriba, para bajar adentro de su cuerpo de barro y de paja ensoberbecido.” Esto conlleva también al destino del hombre maya a su propia destrucción: su religión politeísta surge y los sacrificios marcan una nueva era. Por todo ello el poder que tenía sobre los cuatro elementos naturales le es arrebatado y su fuerza sucumbe ante la catástrofe. Aire-fuego-tierra se sublevan finalizando en el gran Diluvio Universal. Estas fuertes conexiones nos traen diversas conjeturas; si Mediz Bolio recoge la oralidad y la transvasa en un libro lleno de paralelismos pero diferentes a los principales libros mesoamericanos, esta visión cultural del indio pudo haberse transformado o trastocado según la convicción del autor. Además el espacio temporal no favorece para determinar la idea innata del Dios único en la cultura mayense. Por otra parte, si el autor desentraña tal cual las ideas de su raza, respetando la originalidad, pueden validarse así la visión universal del Dios hebreo; es sustentable por un lado en el preámbulo del libro ya que “los mesoamericanos (…) tenían en gran aprecio los libros e inscripciones” de ahí que pueda surgir esa sabiduría del indio que es oculta por el silencio. En la tierra del faisán y del venado también encontramos otros puntos intertextuales que conectan ya no con la visión religiosa sino con otros aspectos culturales de Europa.

-----El espacio geográfico de Itzmal, la primera ciudad creada, figura también como un edén perdido. Así como también la tierra del Mayab figura paralelamente como el pueblo de Israel escogido y preservado también por el Dios único y glorioso. La historia cuenta que Zamná “reflejo de la Luz de Arriba” es el dios que guiará a los nuevos hombres a edificar la dinastía del Mayab. Los guiará al igual que en el Éxodo hasta el lugar especifico donde puedan levantar las ciudades, “él les enseñó el nombre de todas las cosas que no conocían y les enseñó a conocer Al que no se puede nombrar”. En esta cita, por ejemplo, la preponderancia hacia “Aquel que no se puede nombrar” está por encima del dios Zamná. Este último pareciera ser un personaje semejante a Moisés, quien es arrebatado de entre los hombres, pero enseña las últimas instrucciones al pueblo, en cuyos altares de las pirámides se harán ofrendas decisivas para la armonía del pueblo, paralelamente al Arca de la Alianza descrita en el Éxodo. “En ese altar se quemaban ofrendas de resina olorosa y se ponían guirnaldas. El humo y las esencias se elevaban a lo alto, y venían a cambio, igualmente de lo alto, la Sabiduría y la misericordia”, figura el altar de las pirámides de Yucatán, como eje que precede el bienestar de las sociedades, es cierto que brilla la ausencia de la larga descripción sobre los componentes que conforman el Arca en el libro bíblico.

-----Estas características enmarcadas en el primer libro tienen ciertas conexiones con la historia hebrea como ya se ha mencionado. En el libro segundo el autor se avoca en describir la lucha de los pueblos (Uxmal, Chichen Itzá, Mayapán) provocadas por el casamiento inesperado de la princesa Sac-Nicté con el príncipe Serpiente Negra, cuyo robo y huida hacen recordar tan solo la guerra de helenos y espartanos de la antigua Grecia.

-----Es en el tercer libro donde las conexiones parecen decrecer. Los últimos cinco apartados lo conforman leyendas y costumbres de la región yucateca; estos elementos típicos de la región se engloban en una prosa poética que de tan diáfana, de tan callada, habla. La última conexión visible en el tercer libro es la del príncipe Nazul con Jesucristo. Teniendo en cuenta el recorrido vertiginoso, han pasado ya los primeros temas centrales del libro bíblico: el principio, el edén, el éxodo; falta únicamente la expiación del mundo maya, el elemento último que los salvará de su condición. La historia relata la vida un príncipe que nació en las orillas del mar cuya procedencia es ignorada. Este personaje no se detiene en lugar alguno, “todo en él era misterioso y agradable. Decía palabras llenas de belleza cuando hablaba; pero hablaba poco…”, portaba utensilios de caza pero nunca los utilizaba, predicaba por los montes, caminando siempre, con sus flechas y su arco cazando sin cazar, igual a un pescador de hombres:“Soy cazador y soy guerrero. Me armo contra mi enemigo y busco mi caza como cualquiera. Pero yo sé quién es mi enemigo y cuál es la presa que busco. Vosotros no lo sabéis. Eso es todo”. Esta historia finaliza no con el sacrificio del príncipe, pero sí con el anhelo del cambio en los pueblos pecaminosos, en una derrota afrontada en la Ciudad del Tigre Negro Nazul se da cuenta de la ignominia en el mundo y la ciudad es destruida igual a Sodoma y Gomorra. Nazul abandona la tierra al enamorarse de una mujer, los cuerpos etéreos, ambivalentes también, Sol y Luna, se encapsulan en un éxtasis cuya representación más acertada es el eclipse, donde los contrarios se funden para formar una sola imagen.

-----Los elementos anteriores ya señalados constituyen los dos problemas con que se inició este ensayo; la presencia del Dios hebreo ¿es una idea innata en el individuo maya o sólo un sincretismo forjado a lo largo de los años?; si nos centramos en la primera edición de La tierra del faisán y del venado nos encontramos con que el libro fue publicado muchos años después de la incesante búsqueda latinoamericana. Si Antonio Mediz Bolio recogió los vestigios de la oralidad mayense- con fortuna- y al escribirlas no contaminó culturalmente, podemos afirmar la preconcepción perdida de una sola divinidad superior entre la abundancia de ídolos y dioses distribuidos por toda Mesoamérica. Por otro lado, si en esta incansable búsqueda de identidad y por la convicción de universalizar la obra, Mediz Bolio se valió de estos paralelismos para reconstruir la historia maya desde una subjetividad que de alguna forma retomara puntos fundamentales de la tradición europea. Por último, Mediz Bolio pudo haber escrito el libro sin trastocar los elementos, respetando las ideas originales de las sucesivas generaciones descendientes de Yucatán, recreando el espíritu mayense desde esa cosmovisión primigenia, sin advertir claro el mestizaje cultural que el autor le tocó ver y no poner en cuestión, retomando las ideas eurocristianas que a modo de sincretismo se habían forjado ya en los indios de la época del autor; no por nada las interconexiones entre los libros mayas son visibles, fuertes alusiones al Popol Vuh o al Chilam Balan surcan silenciosamente entre los versos.

-----Sin embargo la última palabra la tienen los estudiosos en la materia. Si al final se llegara a la conclusión innata del Dios universal no vendría al menos mencionar la raíz del problema donde todo se confundió, desde una visión bíblica: La torre de Babel.






Bibliografìa:


Miguel León Portilla (1996). El destino de la palabra, de la oralidad y los códices mesoamericanos a la escritura alfabética. Fondo de Cultura Económica. México.



Antonio Mediz Bolio (1974); La tierra del faisán y del venado, Costa Amic Editores, México.

jueves, 9 de junio de 2011

La degradación del poeta (o réptil)





-breve reseña de Efraín Bartolomé-



Sube la palabra, viene con un golpe de pájaros ciegos a enredarse en los escalones del aire; atrapa las ramas secas, pasa a lamer el polvo, viene del eco y del fondo de la podredumbre, del grito de las piedras, choca y se desgarra hasta sangrar, pero sube siempre.
Los días vienen pausados a quedarse en la fina contemplación del poeta, quien atrapa los sucesos con largas telarañas invisibles desprendidos de sus ojos. Pasan calles citadinas junto con el recuerdo, pasa la infancia con un aroma de agua vieja y guardada, cada palabra es Mantícora que engaña y se transforma en cada instante, (manzana, rayo de sol, ángel). El viaje prosigue por las ranuras de los ojos despiertos, por los ojos de los ojos entra una fuerza latente que nos despedaza, la voz del poeta se vuelve voz del pueblo y entonces quedamos rumiando imágenes poéticas casi mudos de placer.
El poeta va degradándose, en cada palabra apuntada o dicha va extinguiendo fuerzas, va aprendiendo con las comas y los puntos, ata su fe y esperanza detrás de cada letra y camina siguiendo las huellas de los otros naciendo en cada grano de tierra, pedazo de polvo.
Efraín Bartolomé nace en Ocosingo, Chiapas, entre clamores de la selva y retazos de imágenes diáfanas; quizá por ello la frescura de sus versos pueden ser aproximados solamente a la vertiente de los ríos, a la caricia de la hoja rociada de humedad o a las fauces del jaguar con su imponderable imagen.
Como un coleccionista de objetos perdidos va el poeta en búsqueda de voces desconocidas, igual a Netzahualcóyotl cantor de flores recoge los versos en lo profundo de la selva, y aún se arriesga por escalar montañas inaccesibles para atrapar el lenguaje del viento y mostrarlo a los hombres. Igual al reptil esconde su cuerpo débil bajo la roca, se arrastra bajo las hojarascas intentando encontrar murmullos e imágenes olvidadas, repta por ramas y cortezas en busca de la lluvia y abre la boca con hilera de dientes, muestra la lengua, saliva el veneno, su cuerpo monumental le da aplomo y grita, poeta voz, grita Efraín Bartolomé.
Por ello, la fuerza poética de Bartolomé es un grito angustioso que se distiende carcomiendo los órganos de los lectores; uno se siente ciego de pronto teniendo en la mano un recuerdo que camina sobre vías sin trenes; entre sus versos desfilan sentimientos puros, retrata al amor de manera tempestiva, a veces su voz se cree la voz del mundo pero pronto cae desvaneciéndose, hastiado por la rutina de los días con un leve temblor de manos, la problemática del ser lo ahoga y termina gimiendo su derrota, una lluvia de palabras le golpea hasta ahogarlo y el poeta gime sin cesar hasta la pronta aproximación y de nuevo la derrota. Esconde su voz el recuerdo de la infancia, la introversión del poeta y escritor, entiende su vida paso a paso y desafía al ángel, cuidador de palabras, para robarle las imágenes con la ironía de nombrarle pajarraco. Al igual nos muestra un centenar de imágenes precisas y emotivas, para decirnos al final que nada quería decirnos o que no era eso realmente lo que quería decir; el juego de una acústica homónima hace del lenguaje un ritmo incansable. Cuadernos contra el ángel es más que un poemario donde se centra con fidelidad el amor, el pasado, la ironía y la esperanza.
En sus propias palabras: “He aquí que soy poeta/ y mi oficio es arder”, arde, arde poeta, arde pero tus cenizas escondan y atesoren el eco de tus versos.


Efraín Bartolomé (2008), Cuadernos contra el ángel.
Conaculta. México.

Indefinida (u hormigas negras)




Existen palabras que no pueden definirse por su grado de complejidad y abstracción; la palabra silla por ejemplo, resultaría sencillo pronunciarla, en cuanto explicaciones recurriésemos únicamente a alzar la mano para apuntar al mueble puesto en el rincón. Sin embargo, sucede que a veces las palabras son tan independientes del objeto al que definen, para explicarlas no basta con señalar algo a la distancia, ni mucho menos describir el color y aroma, sólo llegar a la leve superficie de su rostro, a leves aproximaciones.
Los conceptos con que se intenta definir una palabra, son a la vez palabras, cuyas aproximaciones caen en palabras compuestas de palabras. No existe pues una barrera que bloquee el concepto con el objeto, en este caso señalar la silla sería una muy buena ayuda. En el caso de la palabra literatura o leer no podemos llegar a concluir, para escaparnos de las explicaciones y conceptos, señalar un libro o algunas letras sueltas; porque lo que encierran en sí estas dos palabras ponderan más allá de un objeto material, y el libro juega un papel importante de la aproximación al lector-autor. Tal cual lo señalan diversos autores, los lectores no aprecian de forma igualitaria el texto escrito, hay diferencias, y por tanto definir la palabra leer no sería más que contar la suscitación de emociones vividas por el lector; cada definición sería personal y diferente.
Julio Cortázar señaló en Rayuela, por tratar de definir la estructura de su obra: “A su manera este libro es muchos libros, pero sobre todo es dos libros” . Sin duda alguna, un libro es también muchos libros-con o sin una estructura arriesgada como la de Cortázar- y es también dos libros, a su manera del autor y del lector: dos libros que se leen y logran un puente intertextual.
La problemática del no lector viene precisamente del miedo al acercamiento al libro y del miedo al alejamiento del entorno. Una vez observé cómo un niño de siete años se aventuraba en buscar un libro infantil en la biblioteca, mientras que la encargada temía de que el libro se pudiera estropear estaba indecisa en dárselo, sumado a esto que el hermano del niño se expresaba de forma grotesca el leer un libro, diciendo que eso era para tontos. Eso ocurre hoy en día, el pánico pondera más en que se estropee un libro a que no se lea el libro, se da más valor a la forma material que al sujeto que estudia al objeto.
El problema del miedo al libro se da primeramente de forma externa, la sociedad los prohíbe definiéndolos como una pérdida de tiempo, mientras que también el problema se vuelve internamente debido a la exclusión de la sociedad. Otro de los problemas fundamentales externas siguen siendo los profesores que intentan inculcar en sus alumnos la búsqueda de un mensaje absoluto en el libro; tomándolo más como un objeto de estudio preciso del cual, por miedo a perder el tiempo, necesitan sacar algún provecho y conceptualizan la obra como un elemento de búsqueda superficial no como un elemento que sustrae la realidad en una fantasía inmediata.
El mensaje del libro no es uno como se pretende, el mensaje es un conjunto de mensajes que no llegan de inmediato sino más bien se van hilando uno tras otro, a través de la reflexión y la emoción. Los que creen encontrar un mensaje absoluto solo han encontrado parte de un mensaje que tardará en llegar, por tanto no se debe exigir al alumno al encuentro de un único mensaje sino al placer estético que significar querer encontrarlo.
Por ello creo que la forma de acercarse al libro es tener en cuenta que se partirá de un espacio real para desembocar en un espacio mítico y fantástico, que la manera más idónea para saber leer es enfrentarse, al igual que el escritor, de una hoja en blanco a una hoja repleta de hormigas negras.

sábado, 4 de junio de 2011

Aproximaciones a la poética de Nicanor Parra


Nacido en 1914, año donde ya Vicente Huidobro trabajaba a la par que exponía su manifiesto creacionista, Nicanor Parra será un punto fundamental para la literatura chilena posvanguardista. Anterior a él, Hispanoamérica había despuntado su fecundidad literaria; iniciada con el modernismo liderado por Rubén Darío Europa había recibido el primer golpe estético; el segundo acierto lo tendría Huidobro cuya estética anti-aristotélica influiría en gran medida la tradición vanguardista en gran parte del continente hispánico.
Estas dos corrientes en pugna serán fundamentales para entender la poética de Parra. Si bien, de alguna manera, en Poemas y antipoemas recoge el legado creacionista iniciada por Huidobro, también logran atisbarse entre sus versos la pulcritud y la métrica conservada por el modernismo. El poemario contiene veintiséis piezas poéticas con títulos respectivos, distribuidas en tres apartados que se indican con números romanos; la primera parte contiene siete poemas de considerable extensión mientras que en el siguiente sólo contiene seis piezas, en el último apartado aparecen las restantes que están ejecutadas en verso libre y de mayor extensión, este tercer apartado contiene el mayor número de poemas.
Desde el título del libro podemos entender la síntesis ejecutada por Parra: la tesis de los Poemas modernistas cuya sonoridad y pulcritud se entreteje con la desfachatez y la ironía de la antítesis en los antipoemas; cuyo resultado es una nueva propuesta poética alimentado por ambas corrientes. Ésta propuesta, que desfila en los intersticios de los versos a modo de manifiesto, es la recuperación del habla empírica, del leguaje común.
Es quizás en el tercer apartado, con el primer poema que da pie, donde Nicanor Parra se desborda en versos libres y asonantados mostrando su arte poética:


“Según los doctores de la ley este libro no debiera publicarse:
la palabra arco iris no aparece en él en ninguna parte,
menos aún la palabra dolor,
la palabra torcuato.
Sillas y mesas sí que figuran a granel,
¡ataúdes!, ¡útiles de escritorio!
lo que me llena de orgullo
porque, a mi modo de ver, el cielo se está cayendo a pedazos.”


Al recuperar la llaneza del lenguaje, Parra no busca solamente los elementos vagos y comunes, sino que explora con sorprendente vitalidad la belleza y la sonoridad de esos elementos. Si en la poesía modernista los versos estaban plagados de diafanidad de lagos, pureza de cisnes y coloridos de princesas desconocidas, en Poemas y antipoemas encontramos el sorprendente muestrario de los elementos más inmediatos. La cotidianidad, las calles y la gente de Chile, aparecen de tan comunes con un aire mágico de luz y belleza exquisita. Sin embargo, el juego métrico y sonoro está visible desde el primer poema “Canción de cuna”, cuya rima oxítona en los versos pares recuerda también a la bien lograda ejecución modernista así como el gusto constante por los eneasílabos y hexasílabos.
La poética de Parra no se aleja demasiado del contexto hispánico. Y a no ser por breves referencias a escritores- que esto es metatextual- no lograría aproximarse a los bordes de Europa. Con estos referentes, Parra jamás canta a la fantasía de Europa, sino más bien sienta a contemplar la belleza de las “cosas” más próximas y redescubriéndolas ejecuta una nueva poesía que se aleja del parnaso y de las elocuentes palabras utilizadas desde antes pero sí se queda con lo últil de la rima y la métrica.
Rebelándose por un lado a este movimiento anterior al vanguardismo, también lo hace de su coterráneo Vicente Huidobro. Para el movimiento creacioniosta el poeta fungía como un Dios, o una especie de demiurgo que en contraposición a la naturaleza, creaba sus propios mundos imitando solamente la fuerza creadora. Para el poeta de antipoemas, la antipoesía no se centra en esta rebelión del lenguaje y el uso constante de jitanjáforas y crasis sino más bien en el habla común que desde los tiempos de conquista española siempre fue menospreciado y repudiado. Nicanor Parra también muestra a un “poeta” o un “creador” pobre y miserable, desmitificando así el arquetipo huidobriano del ser creador. Dice en “Autorretrato” al respecto:

“Considerad, muchachos,
este gabán de fraile mendicante:
soy profesor en un liceo obscuro,
he perdido la voz haciendo clases.”


Con esto, Nicanor Parra rompe un dique entre ambas corrientes para hacer resurgir una poesía de tan llana diáfana. Si bien, la poesía es la substancia del poema, todas las cosas existentes y por existir, Parra recoge esa cotidianeidad a partir del presente o con la conexión del recuerdo al pasado inmediato o próximo. El humor recorre con una vena por toda la obra poética, no sin confundirse con el anhelo y la nostalgia, así como la desesperanza del hombre que siempre va hacia su propia decadencia. Al igual como desfila la desesperanza, aparece también el amor a lado de la ironía, las ejecuciones magistrales a modo de copla popular con una sonoridad de belleza exquisita y juegos métricos sorprendentes. No por nada Nicanor Parra figura como un poeta mayor de Chile, al lado de Huidobro, Mistral y Neruda.



Nicanor Parra, Poemas y antipoemas en Poemas para combatir la calvicie, compilador Julio Ortega. Fondo de Cultura Economica. Mèxico.1999.